Fotogramas reúne, en la 15ª edición de un reportaje ya clásico, algunos de los rostros que refrescan el cine español. Entre los 13 y los 36 años, han protagonizado taquillazos, films polémicos, arriesgados… ¿En común? Todos han saltado a la pantalla grande. Apostamos por ellos.
Ana de Armas Caso (La Habana, Cuba, 30 de abril de 1988).
Padres: Ana y Ramón, no tienen nada que ver con el arte.
Lo último: Mentiras y gordas, y en televisión, la serie El Internado.
Vista en: Madrigal y Una rosa de Francia.
Lo próximo: La TV-movie El edén perdido, de Manuel Estudillo, Premio a la Mejor Película en el Festival TV de Málaga 2007.
Le curtió: Una rosa de Francia. Tenía 16 años y era como una esponja. Manuel Gutiérrez Aragón se reía de mí porque rectificaba el atrezzo, el raccord...
Golpe de suerte: Que Gutiérrez Aragón volviera a Cuba y me escogiera. Él ya había hecho un casting y tenía dos finalistas, pero volvió un mes después y me vio a mí.
Mal trago: En un rodaje, era muy jovencita y tenía novio, tenía una escena de amor y me puse a llorar, tuve que parar. ¡Estaba tan enamorada y era tan pequeña!
Cómplices: Mi representante. Llegué a España sola con 18 años y era el único que me podía dar consejos con fundamento en lo profesional. Es mi mayor apoyo.
Le va: Viajar. Vengo de Londres y ahora me voy a Cuba y Nueva York.
No le va: Esperar. Soy la persona más impaciente del mundo.
Punto fuerte: Soy muy alegre. Mi padre lo llama mi chispa.
Punto débil: Me afecta todo demasiado y lo malo me derrumba.
Asignatura pendiente: Aparte del carné de conducir... He tenido que aprender sola. Ahora ya hago lo que quiero.
Una espina clavada: Ha sido una pena lo de Mentiras y gordas: Entiendo que vayan al cine a verme las tetas, pero yo me esforcé mucho, ¡mírame a los ojos! Da pena que se haya quedado en un nivel un poco despectivo.
Un sueño personal: Tener muchos hijos, cuatro o cinco.
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